El ataque de ISIS a Kobane atiende a necesidades
estratégicas. Combatientes de Turquía, muchos proceden del PKK (Partido de los
Trabajadores del Kurdistán), se han ido integrando en la milicia kurdo siria
del YPG, con independencia de ideología o religión, para luchar juntos y evitar
la caída de la ciudad.
Al mismo tiempo, Turquía, en su afán por arrinconar
al Movimiento Nacional Kurdo, está aplicando esa misma estrategia en Rojava,
esperando que ISIS se convierta en su vecino. No resulta sorprendente que
Erdogan evite el término “terrorista” para referirse al Estado Islámico y, al
mismo tiempo, se niegue a proporcionar ayuda a las milicias kurdas, a las que
sí califica de terroristas.
En Kobane, ante los ataques de yihadistas inmolados y
la falta de armas y munición propias, es indispensable hablar del papel de la
guerrillera kurda y su nueva dimensión para impedir el avance del Estado
Islámico. El Corán promete 72 huríes
(bellas vírgenes) y el perdón de los pecados en el paraíso para cada yihadista
muerto en combate. Sin duda, un gran instrumento de reclutamiento. Pero los
extremistas creen que no van al paraíso si son asesinados por una mujer. Por
eso, cada vez son más las mujeres kurdas que forman parte de los Peshmerga (en kurdo, “aquellos que
enfrentan la muerte”), y son muchas las que dicen sentirse orgullosas de su
sacrificio para salvaguardar el honor de su pueblo.
El apoyo a la resistencia de Kobane es cada vez
mayor en el mundo. Parece justo que la población kurda de Turquía, Irán e Irak
pueda contar con los derechos establecidos en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos. ¿A quién se le puede negar eso? El Kurdistán… masacrados por
yihadistas, abandonados por el gobierno turco y siempre con la esperanza de
establecer una Autonomía Democrática.
(Texto publicado en: http://theobjective.com/blog/es/andrea-mateos/2014/10/18/kobane-en-armas)
Andrea Mateos
@prepyus
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