Hace unas semanas decidí realizar un experimento,
intercalando dos tipos de publicaciones: columnas atemporales literarias frente
a columnas informativas de actualidad…
Empecé escribiendo de las segundas con el firme
propósito de mantenerme en esa línea periodística. Sin embargo, un día decidí
publicar sobre la lectura, en una prosa más compleja y cuidando la estética de
la palabra. Un texto, en definitiva, literario. Me sorprendió su fabulosa
acogida, mucho mayor que la de las columnas informativas a las que estaba
acostumbrada a redactar. Fue así como decidí combinar ambos tipos de textos,
obteniendo siempre un auge mayor en los que no trataban precisamente temas de
actualidad. Y llegué a la conclusión de que la gente está harta de la
sobreabundancia de noticias, aunque se presenten como textos de opinión, y les
produce un mayor placer leer sobre el amor o la felicidad que documentarse
sobre las desgracias que sacuden al mundo.
Mi objetivo cuando escribía al comienzo no era otro
que el de denunciar situaciones que me parecían injustas. Pero, un escritor, o
un periodista, también se debe a su público. Y el público me pedía algo bonito
que sedujera sus sentidos, buscaba poesía en la prosa, fibras de sentimientos
con las que sentirse cercano.
Los seres humanos somos el ADN de las emociones y
anhelamos la belleza también en lo escrito, en algo que nos haga sentirnos
identificados. El mundo puede derrumbarse a nuestro alrededor -¡produce tanta
lástima ver la prensa!-, pero nadie podrá despojarnos de los sueños.
Los sueños… eso que une a las personas, aquello que
nos aleja de la realidad pero nos aferra a la vida, se hilvanan de poesía. Y la
poesía es, en definitiva, ese momento de paz que buscamos frente a las
adversidades del mundo.
Sedúceme, poesía.
(Texto publicado en http://theobjective.com/blog/es/andrea-mateos/2014/11/22/seduceme-poesia)
Andrea Mateos
@prepyus
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