26 diciembre 2013

Historias dignas de ser contadas


Todas las historias que se relatan tienen algo de especial, sino no merecerían la pena ser contadas. Un “llevaba toda mi vida esperando ese momento” o “el tiempo se detuvo” han revestido a menudo el clímax de tantos personajes, protagonistas que convierten sus anécdotas en libros, individuos que tienen algo que decir al mundo porque ese algo es especial, distinto. Lo corriente no es del interés de nadie. Nadie espera escuchar la historia de un tipo que se levanta, acude al trabajo y regresa a su casa a encerrarse entre sus cuatro paredes. Nadie escribe sobre lo normal, lo llano. Porque todos buscamos ese momento que llevábamos aguardando toda nuestra vida, una vida que desperdiciamos mientras esperamos y dejamos pasar el resto de momentos corrientes. ¿Quién establece lo normal, lo que es digno de contar y lo que no? ¿Por qué lo normal resulta carente de interés, vacío?

 
La búsqueda de lo distinto ha sido tan generalizada que, paradójicamente, se ha metamorfoseado en uniforme. Quizá para mí ahora lo anecdótico sea ser una mujer corriente que acude a la universidad y toma café entre un amasijo de libros. Y quizá para mí ese momento especial del día –que otros buscan desesperadamente- se encuentre en el detalle casi imperceptible de un rayo de sol que traspasa el cristal del autobús y me hace entrecerrar los ojos, observando el mundo a través de un velo de pestañas.
 
"La búsqueda de lo distinto
se ha metamorfoseado en uniforme"

Vivimos en una sociedad teatralmente dramática que anhela grandes historias y rechaza casi con xenofobia lo que ella denomina y establece como “corriente”. Nadie escribe sobre las personas normales. No interesan a la masa. Lo normal ha pasado a un segundo -¡y tercer!- plano. Pero para mí no tiene nada de monótono, porque lo normal se despedaza en un conjunto de pequeños detalles que sólo son apreciables para mentes sublimes. Como una obra de arte, las mejores pinceladas son las que no se ven, o solo son captadas por las pupilas de quienes alcanzan el placer excelso en lo imperceptible. Lo corriente es mucho más especial que los algos que, curiosamente, nos pasamos buscando toda nuestra vida. Son estallidos de ideas fugaces que componen nuestra rutina, aglomerando las partículas individuales de lo complejo, exclusivas para los que quieren ver y excluyentes de una multitud cegada que rechaza esas pequeñas descargas de felicidad tras un intento fallido por encontrar la suprema.
 
"Los pequeños detalles sólo son apreciables
para mentes sublimes"

Las historias dignas de contar, aquellas donde “el tiempo se paraliza”, han pasado a la historia. Se les acabó el amor de tanto usarlo. Llega la era de lo corriente, de narrar las vicisitudes de aquel tipo normal que se levantaba, iba al trabajo y se encerraba entre sus cuatro paredes. Y quizá ahora comencemos a darnos cuenta de que aquel individuo tiene seis sonrisas diferentes, y que cambia el tono de voz cuando le llaman por teléfono, o que sigue la misma ruta de siempre porque escoger una senda nueva le desviaría de sus ensimismamientos mañaneros. Detalles que, de tan corrientes, pasan desapercibidos y nadie se para a observar. ¿Y quién es quién para decidir que no tienen nada de especial? Unos tratan de reinventar lo inventado; yo de rescatar la realidad absorbida de lo normal.
 
 
 
 
Andrea Mateos
@prepyus

16 diciembre 2013

Cataluña con España

La Constitución, ratificada el 6 de diciembre de 1978, simboliza el sutil entresijo de equilibrios que caracterizan a la sociedad española (“La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles.” Artículo 2, CE). Por eso, resulta inconcebible estar hablando, treinta y cinco años después y ya superada la transición democrática, de la independencia de una Comunidad Autónoma. Y resulta inconcebible además porque, de hecho, uno de los padres de la misma fue Miquel Roca, representante de la Minoría Catalana. Con ello lo que quiero decir es que los catalanes han participado en la construcción de la historia en libertad de España y ahora el nacionalismo quiere separarse de esa “opresión” que, curiosamente, él mismo ha gestionado.


Nuestra Constitución, la Carta Magna, la ley de leyes, establece las reglas del juego democrático. El referéndum que se quiere llevar a cabo en Cataluña el próximo 9 de noviembre de 2014 es un referéndum ilegal, antidemocrático y anticonstitucional en el que, además, no puede opinar el resto de España, el país del que forma parte. Según el artículo 155.1 CE “si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente el interés general de España, el Gobierno (…) podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquella al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general.”

"El referéndum es ilegal,
antidemocrático y anticonstitucional"

Hace algunos días se celebraba también el simposio “España contra Cataluña: una mirada histórica (1714-2014)”, un congreso de título xenófobo que fue promovido con dinero público, todo hay que decirlo. ¿Cataluña o España? La consulta traspasó los límites de lo absurdo. Cataluña es España, y España no se concibe como tal sin Cataluña. Quienes plantean la pregunta no son historiadores de la política, sino historiadores políticos que propician el auto odio, es decir, el odio hacia sí mismo al renegar de su propia esencia que no es otra que la de ser españoles y que tampoco resulta incompatible con la de ser catalán.

"España no se concibe como tal sin Cataluña"

Parece que algunos se han empeñado fervientemente en partir en dos una sociedad lisiada por la crisis económica de la que ahora comenzaba a salir. Se creen poseedores de la verdad eterna, pero no son más que unos iluminados que se han cegado por el sol. Reescriben la historia en base a sus propios intereses y apelan a enemigos del pasado que nunca tuvieron. Sin embargo, nadie habla de los únicos años en los que Cataluña fue realmente independiente de España, que no en sí misma, pues estaba sometida a la soberanía de Francia (1641-1659).

"Reescriben la historia
en base a sus propios intereses"

Su discurso no busca la razón sino la propaganda. Y desde un punto de vista histórico esto es indefendible. Su único argumento, fácilmente rebatible, se centra en una lengua (el catalán) revestida de la estelada o la señera. Aunque aquí también cabría decir que la bandera cuatribarrada es la tradicional de los reyes de la Corona de Aragón, antiguamente usada únicamente por el Rey, y no por condes.

"Desde un punto de vista histórico
esto es indefendible"
 

Lo que está claro es que la simple intención de realizar este referéndum está creando una brecha cada vez más fonda entre Cataluña y el resto de España. Aunque habrá que ver si realmente existe una mayoría catalana que quiere la independencia, algo de lo que realmente dudo. ¿Derecho a decidir irse? Quizá dentro de unos años, como decía Cecilia en una de sus canciones, tengamos que celebrar cada 9 de noviembre con un ramito de violetas… Como el día de Cataluña con España.






Andrea Mateos
@prepyus