13 febrero 2015

Odio al amor


Dicen que del odio al amor, y del amor al odio, hay un único paso, como una delgada y finísima línea fronteriza que los separa. ¿Se puede odiar al amor? El día de San Valentín, hasta para aquellos que no lo celebran bajo causa de apatía y de la inapetencia de un “aquello no va conmigo”, despierta, no obstante, los sentimientos más profundos y arraigados de todo ser pensante.

¿Debe tener el amor un día especial en el calendario? ¿Debemos ser en San Valentín más amorosos y detallistas que nunca? Cierto es que hay que amar todo el año y no un único día de los 365. Entonces, ¿a quién se le ocurrió la genial idea de ponernos a toda la humanidad de acuerdo para quererse y hacerse regalos en una fecha determinada? ¿No resulta ridículamente absurdo?

San Valentín… ese día donde las parejas hacen público su empalago indigesto al “mundo mundial”, como diría Elvira Lindo, en una competición por subir a la red el mayor número de fotos y estados ñoños posibles. ¿Cómo sino van a saber los demás lo felices que son y lo maravillosamente bien que les va? Ay, amigo, a veces hay tal abismo entre el mundo terrenal y el digitalizado… Se sorprenderían. Intentemos desconectar de las redes sociales los próximos días.

San Valentín…  ese día donde los solteros amargan al personal con su humor radiactivo o, bien, despotrican, taladran y patalean contra lo espantoso de tal celebración, riéndose de todo aquel que cae en las aguas negras de su foso consumista. Pero no nos engañemos. ¿A quién no le gusta festejar, por hortera y cursi que resulte? Hasta a usted, aunque se niegue a reconocérmelo. ¡Qué manía con el mercantilismo! Existen días internacionales para multitud de chorradas y que haya uno para el amor les enerva…

San Valentín… sin duda un día en el que el mundo se vuelve loco de amor o de odio -¡o de las dos a la vez!- en un intento atropellado por salir ilesos de ese 14 que les tiene presos. Lo peor es que este día tan ridículamente absurdo y tan absurdamente ridículo, del que tanta gente pretende desprenderse, es esperado como un anhelo liviano por tener a alguien con quien poder pasarlo… ¡Díganme si me equivoco!

Pasen un feliz –o no- San Valentín ;)

 


Andrea Mateos

@prepyus

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