26 noviembre 2012

Reflexiones de un lunes

A veces parezco vivir en en un avión: sabes que vas a una velocidad vertiginosa pero no eres consciente de que estás volando. Al otro lado de la ventanilla hay nubes y se respira una tranquila libertad. Pero prefieres permanecer en tu ajetreado asiento porque sabes que el viaje tiene como meta un inhóspito destino que deseas explorar. No reparas demasiado en la gente que vuela contigo, pero están ahí, respirando tu mismo aire, compartiendo tus mismas experiencias. Sois como una gran familia. Al ser humano nunca le ha gustado viajar solo. De hecho, necesita del resto de viajeros para llegar a la meta. Pero a veces hay que pararse o reducir la velocidad para pensar realmente en todos los cambios que se están produciendo en tu existencia. Es muy fácil dejarse llevar o circular a 600 kilómetros por hora.

"Sabes que vas a una velocidad vertiginosa,
pero no eres consciente de que estás volando"

Estás viviendo el mejor momento de tu vida. Y, ¿no te encanta esa velocidad? Pero te voy a dar un concejo: respira hondo y sonríe. Avanza rápido para que no se coman tus oportunidades, pero siempre con decisión y paso seguro. No olvides que estás volando y que, al igual que tú, hay más gente deseando llegar a tu misma meta. Pero en el primer premio solo cabe un nombre. Y... ¡eh! Ese nombre puede ser el tuyo.

"Respira hondo y sonríe"




*Andrea*
@prepyus

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