09 mayo 2013

¡Basta ya!


Hoy, nuevamente, día de huelga. Y digo nuevamente, pues es ya tan larga la cola, que desconozco el número de huelgas que llevamos acarreadas. Parezco vivir últimamente en un bucle latoso y monotemático: reforma-huelga-corrupción-manifestación-reforma… Y así un torbellino sin fin donde unos días transcurren a otros, donde una población acalorada y enardecida se radicaliza en sus extremos perdiendo la sensatez, donde una prensa parece citar día tras día el mismo esquema noticioso –alterando solo el orden en que acaecen las efemérides-, que tan brutalmente usado acaba por perder toda actualidad. Pero si hoy me he decidido a escribir y compartir estas líneas no es precisamente por la convocatoria de huelga, sino por el mal uso que muchos individuos hacen de ella, a lo cual se debe mi presente enojo. Por ello, prácticamente se me ha antojado inevitable dedicar estas palabras que son más bien motivo de desahogo que de labor informativa.



Nunca he sido partidaria de la huelga, pero jamás he dejado de mostrarle el respeto que se merece. Por ello, como otro día cualquiera, me disponía a ir la universidad cuando de repente me encontraba al bajar del autobús con un grupo de encapuchados que se encontraban bloqueando el paso a los transeúntes. Tenían las entradas cercadas con contenedores de basura tirados en el suelo e insultaban con actitud intimidatoria a todos los estudiantes que intentábamos abrirnos paso para dar un día normal de clase.

"Un grupo de encapuchados
insultaban y bloqueaban el paso"

Por eso mismo, no deja de resultarme peculiar la argumentación de aquellos individuos cuando dicen estar luchando también por nuestros derechos (¿luchas por mis derechos intentando privarme de otros? ¡Qué gusto concepto de solidaridad!), o que con nuestra actitud de ir a la facultad estamos lesionando el fin reivindicativo de la huelga (¿en serio?). Acogiéndome a mi derecho de impartir clase no estoy privando en ningún momento a la humanidad de que haga huelga, así como tampoco perjudicándoles en su demanda por conseguir una educación pública, gratuita y de calidad. En cambio, impidiéndome a mí asistir a la facultad sí se me está privando de un derecho fundamental como es la educación, derecho, por cierto, recogido en nuestra sagrada Constitución en su artículo 27. Pero no solamente eso, habría que añadir además otro tipo de vulneraciones, como lo es mi derecho a expresar libremente mis pensamientos, ideas y opiniones (art. 20 CE), mi derecho a la libertad ideológica (art. 16 CE, el cual me permite estar en oposición a la huelga) y mi derecho a la integridad moral (art. 15 CE, que está siendo vulnerado en el momento en el que se están realizando una serie de descalificativos hacia mi persona).

"¿Luchan por nuestros derechos
intentando privarnos de otros?"

Lo que algunos llaman libertad es un claro ejemplo de libertinaje. Y me molesta enormemente dicha confusión. La libertad es un bien supremo que garantiza los derechos de todos los individuos. El libertinaje, en cambio, es la libertad para unos pocos a costa de abatir las voces de quien les osa contradecir. No quisiera generalizar lo que hoy me ha sobrevenido, pues pecaría de radical y poco coherente. Cada individuo tiene su particular y privada forma de pensar y actuar, y no por ello unos tienen mayor autoridad moral que los otros, aunque a veces se crean en posesión de la verdad. Sin embargo, todos perseguimos un mismo fin: la mejora de nuestra educación. Diferimos en los medios pero compartimos una meta común.

"Lo que algunos llaman libertad
es un claro ejemplo de libertinaje"

Con todo ello, todos los que se ponen en huelga deben ser conscientes de que si se les está dando ese derecho es precisamente porque vivimos en un país democrático, pues de otro modo no sería posible. Pero es un derecho que, como otros tantos, tiene una serie de límites en las libertades restantes. Y es que la misma Constitución que les está reconociendo su derecho a hacer huelga, me está reconociendo mí el derecho a recibir una educación, ¿por qué su derecho tiene que ser superior al mío? ¿Por qué un derecho pacífico como lo es el de hacer huelga tiene que ser tiznado por el uso de la violencia? Reivindican libertad cuando se la privan al de al lado, exigen educación cuando carecen de ella. Me resulta curiosa su doble vara de medir… ¡Basta ya! Nos quejamos de muchos de nuestros políticos, pero no dejan de ser un reflejo de la sociedad que somos, no son entes aislado venidos de Marte. Porque nos quejamos de nuestros políticos… y muchas son las razones para quejarse. Pero ¿qué hay de todos aquellos alumnos a los que el total de la población española les está pagando con sus impuestos una educación que desaprovechan? ¿Cuántas manifestaciones hemos visto contra el absentismo escolar o la falta de esfuerzo en las aulas? ¿Cuántos de los que se les llena la boca de libertad y derechos acuden con asiduidad a clase y respetan las ideologías del contrario? ¡Basta ya! Soy una enamorada de la democracia, no intentéis coartar mi libertad.



Andrea Mateos
@prepyus

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