02 mayo 2013

Breve análisis de la política exterior española


La política exterior española en el siglo XX ha girado, principalmente, en torno a cuatro grandes ejes: la Unión Europea, África, el Mundo Árabe y América Latina.

La Unión Europea. La integración europea, esencialmente económica, aspira a alcanzar objetivos políticos y sociales bajo los principios de democracia parlamentaria y partidos políticos y organizaciones sindicales libres. La incorporación de España no solo supuso un cambio en el régimen interior, sino también un nuevo abanico de relaciones exteriores en el contexto internacional. Si bien, a principios de siglo, el estado español se encontraba en una situación de tutela franco-británica, a partir de su adhesión a la Unión, tendrá que empezar a tener en cuenta los intereses comunes de Europa y de todos sus países integrantes, con especial atención a Alemania, cuyo verdadero poder ha salido realmente a la luz como consecuencia de la vigente crisis económica, donde se ha visto que en verdad la Unión Europea es más una comunidad de acreedores y deudores que una integración económica con fines igualitarios. Todo ello nos ha llevado a una actitud inmovilista, donde son otros los que eligen por nosotros o nos obligan a no tomar ninguna decisión sin pasar antes por la aprobación de los ‘gentiles’ ojos del monstruo de Bruselas.

"La Unión Europea es más una comunidad
de acreedores y deudores"

África y el Mundo Árabe. A partir de 1898 España dejará de ser definitivamente una gran potencia colonial y centrará su sed imperialista en África, con un especial interés en el norte. Durante décadas tendrá una enfermiza obsesión por Tánger y Gibraltar, precisamente por sus posiciones estratégicas en el Mediterráneo. Mientras que Tánger será una cuestión que acabará desestimando, Gibraltar sigue suponiendo en la actualidad el deterioro en seguridad que significa para España el hecho de querer una colonia de un país comunitario.

Por otro lado se encuentra el asunto del Sáhara Occidental. España no puede reconocer a la República Saharaui porque hacerlo sería predeterminar un resultado popular sin haber realizado ninguna consulta. Por tanto, es un problema de descolonización que solo se resolverá cuando el pueblo saharaui pueda expresar libremente su futuro en un referéndum, una meta que se sigue percibiendo lejana.

El último ejemplo que voy a poner en este apartado lo encontramos en las relaciones entre España e Israel: en un principio el gobierno de España apoyaba al pueblo palestino. Pero al entrar en la Unión Europea, esta le pidió que restableciera las relaciones con Israel (una muestra más de la tutela de la Unión con respecto a España). Sin embargo, el problema nunca fue reconocer o no a Israel, sino establecer cómo y cuándo hacerlo para sufrir las menores represalias posibles de los árabes. Un asunto que aún sigue abriendo las heridas a la población española, claramente dividida.

En definitiva, la política española en este ámbito ha tenido siempre una fijación: Marruecos, el tema del Sáhara, y la reivindicación de Ceuta y Melilla por Rabat. La diplomacia española se ha apoyado en dos instrumentos tales como el diálogo político y una nueva política de cooperación. África y el Mundo Árabe presentan multitud de recursos apenas explotados y el diálogo ha sido un factor estratégico que ha permitido asegurarse el suministro precisamente de dichos recursos, como es el caso del abastecimiento petrolífero.

"La política exterior española tiene especial fijación
por Marruecos y el Sáhara Occidental"

América Latina. Para hablar de América Latina hay que tener en cuenta dos factores: la ausencia de relaciones económicas y comerciales fuertes, y la dependencia cada vez mayor de Iberoamérica con EEUU. Aunque España, en este respecto, siempre ha considerado los intereses norteamericanos para no entrar en conflicto con la gran potencia. Ahora bien ¿cuáles son las principales diferencias con respecto a EEUU?

          a) Factor geográfico: mucho menos importante para España que para EEUU.

          b) Factor histórico cultural: mucho más importante para España que para EEUU.

          c) Mayor influencia española que estadounidense (lengua y religión común)

          d) Vínculos políticos y personales más estrechos con España que con EEUU

España ha tenido además una gran influencia en los procesos de democratización vividos en toda América Latina en los años 80’, a excepción de Cuba. Tal vez la labor más positiva fuera la de hacer que las partes enfrentadas se sentaran a dialogar. Aunque también es importante la defensa que hace España de los derechos humanos y el envío de fuerzas militares a Centroamérica como parte de la ONU.

Sin embargo, a pesar de esta cortina de humo de supuesta colaboración e implicación con Iberoamérica, se encuentran unos intereses nacionales que muchas veces han sido usados para fomentar una política de ‘sustitución’ al pretender llenar el vacío de la dimensión europea de España.; otras se ha usado como una política de presión para reforzar las negociaciones de nuestro país frente a la UE o EEUU; y, desde un ámbito interno, también se ha usado como una política de legitimación con el fin de lavar la herencia franquista, principalmente a comienzos de la democracia.

"Detrás de la supuesta colaboración con Iberoamérica
se encuentran unos potentes intereses nacionales"

Política de cooperación al desarrollo. En las tres últimas décadas, además, se ha intentado luchar, a través de un conjunto de planes y organismos, por la búsqueda de paz y seguridad, la defensa de los derechos humanos y el establecimiento de un orden internacional justo a través de una serie de políticas de cooperación que, en una mayor parte, han ido de la mano de la Unión Europea. Sin embargo, no se trata más que de unos intereses nacionales (políticos y estratégicos) que han sido revestidos bajo el disfraz de la palabra ‘cooperación y ‘solidaridad’ y que nos han alejado de la agenda del desarrollo para los más desfavorecidos, lo que ha llevado a que, en los tres últimos decenios de políticas de desarrollo, no se haya dejado un balance positivo del que sentirse orgullosos.

"La políticas de cooperación vienen casi siempre
de la mano de la Unión Europea"

Ámbito interno. He realizado un breve análisis general de lo que han sido las relaciones exteriores de España, básicamente, durante el siglo XX. Sin embargo, el contexto internacional también viene retratado por la situación interna del propio país. Según esto, España se ha visto, a partir de la pérdida colonial de 1898, como una nación polarizada que ha impedido encontrar puntos medios donde construir, con una constante inestabilidad política donde cada régimen rompe con el anterior instaurando un nuevo sistema completamente distinto al de su antecesor. Todo ello ha llevado a una continua tensión entre el centralismo y el regionalismo, a una falta de cohesión y de sentimiento patriótico (idea que siempre ha sido asociada a un determinado sector derechista), y a una rivalidad que también se deja ver entre el propio Gobierno y la opinión pública. Un país caracterizado, como vemos, por la heterogeneidad y las divisiones internas.

Pero a todo lo anterior hay que añadir otros factores que entorpecen el proceso internacional. Y por ello, no se puede dejar de hablar de un regeneracionismo que no ha terminado de culminar (quizá por la eterna transición democrática en la que vivimos, que se ha convertido en un permanente en la política actual), o de ese sentimiento de recogimiento e inmovilismo (muchas veces obligado por el contexto exterior) debido a nuestra debilidad como potencia, o de esa escasa visión de Estado sin perspectivas de futuro, o de la falta de recursos de los que podemos contar (y de los que tenemos, la mayoría están obsoletos).

Sin embargo, y a pesar de las adversidades anteriormente comentadas, quisiera finalizar la crítica con una idea positiva: y es que todavía sigue patente una voluntad de recuperación internacional que refuerce el papel de España por la potencia que en un día fuimos. Cierto es que se trata de un país completamente dividido, y nadie lo puede negar. Pero, aunque diferimos en los medios, compartimos un objetivo común: ESPAÑA. Y ese debería ser el punto de encuentro entre todos, con independencia de las ideologías, para empezar a construir un país bajo el consenso y los principios de la democracia y la libertad. ‘Divide y vencerás’. Aunque aquí, desde el caso que nos ocupa, el ‘vencerás’ sería más bien sustituido por un carácter de pérdida. Y es que, efectivamente, nunca una nación tan dividida podrá recuperar su posición en el tablero internacional hasta que consiga aunar todos sus intereses bajo una sola proyección. Porque, al igual que la heterogeneidad favorece el enriquecimiento, la división propicia la debilidad.



   
Andrea Mateos
@prepyus

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