21 junio 2013

¿Becas por renta o rendimiento?


La comparecencia del Ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, del pasado martes en el pleno del Senado, ha vuelto a traer de nuevo la polémica entre la sociedad española. En esta ocasión: las becas educativas. El debate sobre el endurecimiento de las mismas ha sido aplaudido por muchos pero criticado por otros tantos. ¿Habría que fortalecer los requisitos académicos para acceder a una?


El ministro asegura que, a pesar de esto, el sistema de becas solo se ha reducido un 5%, lo que en número supone 18.840 estudiantes menos y no los 35.000 de los que se estaba hablando, aunque aún faltan por añadir los datos de Cataluña. De estos, 11.496 son universitarios y, cerca de la mitad del total, proceden de de Andalucía, Comunidad Autónoma donde el número de becas repartidas era mayor (alrededor de un 30%) y donde el impacto del nuevo sistema se ha notado más al exigir un mayor rendimiento.

"Cerca de la mitad de los estudiantes no becados
proceden de Andalucía"

Wert: “es lícito reclamar al becario un rendimiento acorde con el esfuerzo de la sociedad.” Las ayudas universitarias se trasladarán de este modo de un 5’5, que se pedía antes, a un 6’5, y la cuantía pasará a dividirse en dos: una fija más baja que la que se concedía hasta ahora y otra variable que dependerá tanto de la renta familiar como de las notas del alumno.

"La ayudas universitarias pasarán de un 5'5
a una media ahora de un 6'5"

Esto acabaría con la –falsa, o no- creencia de que a partir de un determinado nivel económico inferior ya se tiene por derecho el acceso a una, sin tener en cuenta el rendimiento académico del alumno. El objetivo de esta medida es que todos los estudiantes se esfuercen más y mejoren sus resultados y, quién sabe, pudiéramos optar a encontrarnos en el ranking de las 150 mejores universidades del mundo, en las que, de momento, no se encuentra ninguna española. Hay que tener en cuenta además, según palabras del ministro, que el presupuesto no ha experimentado ninguna disminución y que los estudiantes, a pesar de la subida de matrículas, solo pagan el 5% de lo que cuesta su puesto en la universidad.

"Los estudiantes sólo pagan el 5%
de lo que cuest su puesto en la universidad"

¿Estamos hablando de un claro favoritismo a los ricos y una exclusión a los pobres? Fuentes del partido socialista acusan de volver el derecho a beca en una competición por la excelencia, pues ya no se tendrá en cuenta solo la renta sino también el resultado académico. Aunque, a mi parecer, una nota media de 6’5 no es un resultado excelente, sino más bien mediocre.

"Ya no sólo se tendrá en cuenta la renta
sino también el resultado académico"

Hace no mucho me acuñé una frase que nos repetía un catedrático en la universidad que decía: “no hay mayor injusticia que la igualdad.” Y aunque así de primeras pueda sonar algo fuerte, me explico: igualdad de oportunidades sí, pero no de resultados. Porque todos los estudiantes deberían tener las mismas posibilidades para optar a una beca. Y de hecho, ya las tienen. Únicamente se les exige que estudien y que se esfuercen en una educación que, por cierto, estamos pagando entre todos. Porque, ¿no es más injusto becar a una persona con menor renta, pero peores resultados, que alguien con una renta mayor pero mejores notas académicas? Obviamente no hablo de casos donde los dos alumnos han obtenido una calificación idéntica, pues ahí claramente la balanza debería inclinarse en favor del más desfavorecido económicamente.

"Igualdad de oportunidades, sí,
pero no de resultados"

Qué queréis que os diga, si hablamos de buscar la excelencia, esta me parece una excelente fórmula académica, aunque estaréis en el total derecho de discrepar conmigo. También es verdad que quizá el análisis sea bastante más complejo pues, como en todas las reformas, siempre hay que observar los casos especiales de aquellos alumnos que ni siquiera puedan optar a unos estudios para demostrar que valen por falta de recursos desde un primer momento. ¿Una división de fondos? Aún así, el único fallo que veo es que quizá no estaría de más no aplicarla únicamente al sistema educativo, sino también al político, donde una persona pueda a optar a un cargo a través de un sistema de méritos. ¿No hablamos de premiar la cultura del esfuerzo? Premiémosla en todos los ámbitos





Andrea Mateos
@prepyus

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