24 junio 2013

Lo útil son los títulos, no la enseñanza



Mi vigésimo novena entrevista personal. Nunca tanta preparación me había costado tanto encontrar un puesto de trabajo. Había una larga cola de juventud esperando. Y entonces, se abrió la puerta y se oyó mi nombre.

-Pase, pase…

Sonó una voz socarrona desde el interior. El señor Cobra olía a una mezcla de puro y café cortado. Vestía de traje y pajarita y una inmensa barriga amenazaba con estallarle el botón de la camisa. Cerré los ojos por si se producía tal catástrofe mientras él observaba detalladamente mi perfil en el ordenador.

-Señorita PrePyus... Me ha despertado mucha curiosidad. Aquí sólo me envían sus datos personales. ¿Qué pasó con sus estudios, su experiencia profesional, con sus habilidades? ¿Acaso se traspapelaron? ¿Dónde quedó el resto de su currículum vitae?

Abrí los ojos y le sonreí sarcástica.

-¿Y para qué aportarle más documentos si lo tengo todo justo aquí?- dije señalando con el dedo índice el punto intermedio de mi frente.

El tipejo me miró con extrañeza.

-¿Aquí? ¿Aquí dónde? ¡No logro verlo!

-Está escrito en un lugar llamado mente, el lugar más seguro que existe para guardar el conocimiento. –Hice una pausa.- Pregúnteme lo que quiera, todo lo que usted considere que requiero para trabajar en su empresa, y yo gustosa se lo suministraré.

El maromo me observaba y me requeteobservaba. No parecía del todo convencido.

-Señorita, ¿usted se burla? ¡Este es un lugar serio! Aquí trabajamos con profesionales.

-¿Y quién le ha dicho a usted que yo no lo sea?

-¿Acaso puede aportarme algún documento que lo certifique? ¿Dónde quedó el resto de su currículum vitae?

-Sé hablar y escribir inglés, alemán y francés a la perfección. También manejo algo de chino. Soy una persona que aprende tremendamente rápido. De pequeña tuve la gran suerte de poder vivir viajando, debido al trabajo familiar. Me cuidaron una serie de operes que me enseñaron su idioma natal. Puede usted comprobarlo, si gusta.

-Señorita, ¿pero qué clase de broma es esta? ¡Títulos, títulos! ¡Títulos que lo certifiquen! ¿Dónde quedó el resto de su currículum vitae?


-Mi formación académica también es de lo más exquisita. Debido a la falta de fondos, no pude matricularme en ninguna universidad, pero estudié todas y cada una de las asignaturas de Administración y Dirección de Empresas en la prestigiosa Universidad de Harvard. Después entablé amistad con un catedrático algo chiflado, con el que compartí piso un tiempo, que me enseñó todo lo que tenía que saber sobre negociación, exactamente la misma materia que él impartía en el máster, así que se puede decir que también lo cursé. ¿Quiere que se lo demuestre?

-Señorita, vamos a ver, señorita… ¡¡¿¿ DÓNDE QUEDÓ EL RESTO DE SU CURRÍCULUM VITAE??!!- gritó rojo colérico.

-En cuanto a mi experiencia profesional… -continué sin hacer caso a la vena púrpura de su frente- He de decir que de eso no tengo demasiado. Las empresas solo contratan gente joven con experiencia. Pero si nunca me contratan, ¡nunca tendré esa experiencia que piden! Y al final pasarán los años y me convertiré en una pobre vieja sin experiencia. ¡Y ya lo de vieja sí que no me lo cura nadie! ¿A usted le parece lógico el argumento?

Los ojos se le abrieron como platos.

-¿Me está tomando usted por tonto?

-No, señor, claro que no.

-¿Pero cómo pretende usted que le contraten si no sabe nada, si no ha cursado nada, si no tiene un buen currículum vitae como el resto del mundo?

-¿Y no le parece a usted más original mi currículum inexistente que el de los demás? Disculpe señor, ¿pero todo eso para qué sirve? Sé hablar tres idiomas y medio a parte del materno, he asistido a las clases de una de las mejores universidades del mundo. Y a todo eso hay que añadir además un máster en negociación más otra serie de conocimientos que también poseo. ¿Le parece que no es suficiente para trabajar con ustedes? ¿De qué sirve tanto título si luego aquello no asegura que se vaya a saber desempeñar bien la función? ¿Cuándo se estableció que uno para saber algo tiene que tener un documento donde se diga que sabe? Un currículum vitae es un papel donde la gente miente y, de las cosas que pone que son verdad, de los muchos certificados que aportan, la mayoría no certifican que sepan exactamente. ¿Quién no le dice a usted que mis compañeros licenciados no faltaron a clase, o copiaban en los exámenes o se quedaban dormidos en el aula? ¿Ve? Como yo no me examiné, usted tiene por seguro que no copié, lo cual es una clara ventaja frente a otros... Yo le estoy ofreciendo la oportunidad de que me evalúe usted mismo y me pregunte personalmente, en vez de que dejarle creer todo lo que pone en un trozo de papel inerte. Pero usted me está dejando claro que lo útil son los títulos, no la enseñanza. Estudias solo aquello que te va a servir para aprobar o darte un título, no por el mero fin de aprender. Vivimos en una enseñanza ‘curricular’ donde solo importa aquello que puedas poner en el currículum. Pero un certificado muchas veces no certifica que sepas, solo que lo has cursado tantas horas o tienes tanto número de créditos. Ya no es que sepas inglés, sino que tengas un documento que lo cerciore.

-Señorita, me deja usted sin palabras… sin palabras… Mi más sincera enhorabuena por el tremendo discurso, pero me temo que debo decirle que no está usted contratada.







Andrea Mateos
@prepyus

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