La observó. Era una puerta robusta de madera y
hierro: ¡tan expuesta a la llama pero tan firme y sempiterna! La tocó. Su estructura
era fuerte y olía a vetusto. Se escuchaba música a su otro lado. ¿Un baile? Dejó
que se entreabriera con un soplo de viento… “Puedo elegir cualquier espacio
vacío y llamarlo escenario. Una persona atraviesa ese espacio mientras otra la
observa y eso basta para que el acto teatral se desencadene”. (Peter Brook)
Los individuos iban disfrazados con trajes
voluptuosos de lino. Siempre se intenta aparentar más de lo que se es. Los personajes
también iban enmascarados y se entremezclaban entre la multitud. Nadie mostraba
su verdadero rostro. El salón olía a perfume y a romero. Y así fue como la dama
silenciosa atravesó la puerta envuelta en un vestido carmín de volantes e
irradiando un halo de extrañeza. El Bal
des Ardents se transformó en el Bal
des Sauvages. Lo curioso es que era un baile sin ensayos, la vida… y cada
uno interpretaba de modo exquisito su papel. Reían, cantaban, lloraban y
cambiaban de pareja cuando el ritmo de música lo marcaba, sin pararse a
zambullirse en la pupila de lo ajeno.
¿Por qué asumir un único papel? La dama quería que
cada amanecer fuera distinto para poder volverse cómica o esencialmente
taciturna. ¿Y por qué no ambas a la vez? Podrás cambiar de personaje, incluso
de guion. La mayoría no es consciente de que al nacer se le dotó de uno de los
mayores dones que existen: la capacidad creadora del cambio, la libertad. Aspira
su aroma, bucea en ella y diséñate en cada alba. La dama de rojo lo sabía. Constrúyete
a ti misma pero no rasgues tus cimientos ni te desorientes en el trágico y
superficial baile de máscaras. Nadie es quien dice ser. Todos fingen y trufan. Y
tú puedes cambiar o reinventarte, pero siempre sé. Que el sé sea lo único que permanezca en cada muda.
Y así la dama silenciosa atisbó a un caballero
solitario de sombra ceniza y rostro descubierto. “Sonríe antes de que el telón
baje y la obra termine sin aplausos”, le susurró con voz queda mientras le
sacaba a bailar. “Sonríe pero no te escabullas detrás de esa curvatura. El mundo
lleva soñando eternamente con ese destello de luz con que resplandeciste. No te
transformes en fuga”, dijo mientras se dejaba caer sobre él al compás. Y el
caballero gris asintió y brilló fluorescente, metamorfoseándose en el
antifrágil. Y ambos jugaron con la serendipia y emprendieron, arriesgaron,
tomaron un sorbo de especia de locura, imaginaron y vivieron su vida con
pasión. Y jamás perdieron su sé interno. El mundo está hecho para los
antifrágiles, para las puertas de maderas revestidas de hierro que sobreviven
al cambio y seducen con ligereza en el teatro que supone el baile de máscaras,
que no es más que el escenario del cosmos.
Y tú, ¿quién quieres ser?
Andrea Mateos
@prepyus
Realmente sublime. ¿Has pensado en escribir y publicar un libro?
ResponderEliminarSaludos
Maravilloso!!
ResponderEliminarHi! This is my first comment here so I just wanted to give a quick shout out and say I genuinely enjoy reading your blog posts. Can you recommend any other Beauty Guest Post blogs that go over the same topics? Thanks a ton!ngfergrhrhgersg
ResponderEliminarHi! This is my first comment here so I just wanted to give a quick shout out and say I genuinely enjoy reading your blog posts. Can you recommend any other Beauty Guest Post blogs that go over the same topics? Thanks a ton!ngfergrhrhgersg
ResponderEliminar