Nacemos humanos y, como tales, nuestra especie lleva implícita la imperfección en su condición humana. Cometemos errores, nos equivocamos. Somos como las dos caras de una moneda, y nuestros actos solo pueden hacerse de dos maneras: bien o mal. Pero muchas veces no somos conscientes de nuestra propia condición, nos creemos únicos, perfectos, obviando de tal modo una de las dos opciones. Debemos aceptar desde un primer momento que ni las relaciones son eternas, ni la gente nunca puede decepcionarnos. Debemos aceptar que las cosas pueden tener un final, pues la eternidad y el bien llevados hasta sus límites más perfectos son más propios de la divinidad. Y los humanos somos imperfectos por naturaleza...
"Nuestros actos solo pueden hacerse
de dos formas: bien o mal"
La vida es mucho más bonita si sabemos que existe la muerte, pues vivimos cada momento con una mayor intensidad; las relaciones son más hermosas si somos conscientes de que en cualquier momento pueden terminar, pues interactuamos con los demás como si cada instante fuera el último... Pensar que todo es perfecto y para siempre es cavar la tumba de tu propia existencia. Porque la vida misma es una dicotomía y a la vez una paradoja. La existencia existe porque existe también la inexistencia, sino no podríamos hablar del existir. Todo son opuestos, todo son hilos que se atraen y se separan, como un átomo de signos positivos y negativos. El átomo es la obra de teatro donde cada día se ve representado el mundo, y no por ello dejar de ser universo.
"Pensar que todo es perfecto y para siempre
es cavar la tumba de tu propia existencia"
El vaso nunca está vacío ni lleno del todo, sino justamente por la mitad, porque la vida es, como digo, una relación de probabilidad al 50%. Una moneda de una sola cara no es una moneda; la vida sin muerte no es vida; el odio se basta del amor para odiar; lo eterno no es eterno más que porque camina al lado del final; y la felicidad nos hace sentirnos bien porque sabemos lo que es sufrir la infelicidad.
"La vida es una relación de
probabilidad al 50%"
Algunos me tacharán de pesimista. Pero lo cierto es que, si te paras a pensarlo, es una visión del mundo bastante positiva. Creen que el ignorante es más alegre por obviar la perspectiva negativa de la vida.Pero es el realista el que conoce verdaderamente el engranaje de la cuestión. Ser consciente de las cosas no es un impedimento para sonreír. Es justamente al contario, pues conoces y, por tanto, sabes en qué esquina de la habitación colocarte para tener mejores vistas. Si dejamos atrás nuestros egocentrismos y mundos utópicos será entonces cuando alcancemos la verdadera felicidad, pues para vivir en nuestro mundo, como parte que formamos de él, debemos ante todo aceptar la realidad.
*Andrea*
@prepyus
Interesante reflexión...
ResponderEliminarNo puedes fiarte de nadie pero tampoco puedes desconfiar de todos...
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