17 marzo 2013

Francisco I, el Papa reformista

El día que los medios de comunicación anunciaron que Benedicto XVI abdicaba, fue un día inusual para la comunidad católica, un hecho que no se daba desde 1415 y que, sin duda, iba a marcar un antes y un después en la historia de la Iglesia. Pero ese solo iba a ser el comienzo de una larga trayectoria de cambios en El Vaticano. Por primera vez un Sumo Pontífice acudía al nombramiento de su sucesor, un sucesor que, a su vez, resulta ser el primer Papa jesuita e hispanoamericano de la historia: Francisco I.


El nombre fue elegido en honor a San Francisco Javier, religioso de la Compañía de Jesús, y San Francisco de Asís, hijo de un rico comerciante que, sin embargo, prefirió elegir el camino de la paz y la pobreza, rasgo distintivo de los jesuitas. Y, citando al gran Ussía, ‘mucho más santo es el que todo lo tiene y a todo renuncia por Dios, que aquel que ninguna riqueza terrenal posee y a nada debe renunciar.’ Sin embargo, no deja de resultar intrigante un Papa ignaciano. Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, criticó en diversas ocasiones los privilegios de los que gozaban los papas. Por eso mismo, el nombramiento de Jorge Mario Bergoglio no deja de ser un hecho anecdótico e innovador.
"San Francisco de Asís eligió el camino
de la paz y la pobreza"

Todo el mundo tiene la sensación de que Francisco I va a ser un Papa diferente, con un proyecto de renovación de la Iglesia en todos aquellos aspectos que se requieran, una nueva forma de hacer las cosas. Sin embargo, esto no va a suponer una ruptura total con los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, ni tampoco se van a realizar saltos doctrinales demasiado arriesgados. Continuará con las reformas iniciadas por su antecesor para hacer más transparente, eficiente y veloz la gestión del gobierno vaticano a los católicos, pero existe también la clara posibilidad de una simplificación de la Curia, que comenzaría por su círculo más inmediato. De hecho, el nuevo Papa ya viajó a Roma en su momento para participar en el cónclave solo, sin secretario personal.

"Francisco I va a traer un proyecto innovador
de renovación de la Iglesia"

Lo cierto es que el pueblo católico tiene puesta su confianza y espera con expectación a que en los próximos meses se produzca un acercamiento de la Iglesia a sus fieles, especialmente al servicio de los más pobres. Una Iglesia sencilla y descentralizada que se adapte a los nuevos problemas de la Modernidad en un marco de dinamismo y crisis de valores. Muchos apuntan que el nuevo Papa va a establecer una curia romana mucho más transparente y evangélica, y que su principal preocupación va a centrarse en los más necesitados y todos aquellos que se hayan alejado del camino de la esperanza.

"Una Iglesia sencilla y descentralizada
que se adapte a los nuevos problemas de la Modernidad"

Europa está bañada en los últimos tiempos en una fe adormecida que necesita ser despertada. Por eso, no deja de resultarme curioso que fueran precisamente los españoles los que llevaran la fe al Nuevo Continente, evangelizando a los habitantes de América y constituyendo un nuevo pueblo: el pueblo latinoamericano que lleva en su esencia la tendencia natural a creer en Dios. Latinoamérica es una cantera de católicos, con 423 millones, prácticamente la mitad de católicos existentes en el mundo. De hecho, los dos países con más católicos son iberoamericanos. Hasta EEUU está fuertemente evangelizado. Fuimos los exportadores del mensaje de Cristo, pero muchos han perdido los principios y valores que predicaban nuestros antecesores y que tanta falta hacen en los tiempos que vivimos, dejando por un momento de lado la cuestión de la creencia. Pues, como diría Francisco I, pese a las distintas formas que tiene cada uno de vivir la fe, ‘cada uno de ustedes es hijo de Dios’.

"Europa está bañada por una fe adormecida
que necesita ser despertada"

Desde luego, el nuevo Papa ya se envuelve en una áurea que ha empezado a levantar polémica, como siempre que se atisban cambios cercanos, y más en un organismo tan multitudinario y jerárquico. Todo el mundo tiene los ojos expectantes puestos en El Vaticano y la figura de Bergoglio. Y lo satírico de todo el asunto es que él nunca tuvo preocupación en buscar un puesto en Roma o aspiraciones en llegar a ‘lo más alto’, pues su verdadera vocación fue siempre la de transmitir con sencillez la Palabra de Dios… como Papa, o como un simple servidor en auxilio de los desfavorecidos. Francisco I va a dar mucho que hablar.



Andrea Mateos
@prepyus

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